De 2013 a la fecha han sido detenidos 116 policías federales por cometer robos, homicidios, secuestro, entre otros delitos
Editorial EL UNIVERSAL
Fuente: El Universal
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11 de marzo de 2015
De 2013 a la fecha han sido detenidos 116 policías federales por cometer robos, homicidios, secuestro, entre otros delitos, en entidades como Tamaulipas, Baja California, Estado de México, Nuevo León, Distrito Federal o Guerrero, donde estaban asignados para tareas de seguridad. El caso más reciente fue la captura de 13 policías federales la semana pasada en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, por el secuestro de un empresario.
La Comisión Nacional de Seguridad responde ante el dato que la cifra es mínima en relación con los 41 mil efectivos con los cuales cuenta la corporación, lo cual es cierto. Pero debe considerarse también que en general la proporción de denuncias y sentencias en México es mucho menor que la de delitos cometidos. La impunidad, de acuerdo con las encuestas nacionales del INEGI, es mayor al 95%.
Los reportes de la ONU sobre desaparición forzada y tortura se explican en parte por esta proclividad de los uniformados a usar los métodos de la delincuencia en su combate al crimen organizado. El principio de que “el fin justifica los medios” convierte a los protectores de la sociedad en personas que se quedan a sólo un paso de ser criminales. El expertise obtenido les da un incentivo para pasarse al otro bando. Sólo se quitan el uniforme.
De ahí que las Fuerzas Armadas mexicanas, entrenadas para combatir y no para atender a la población, poseen el doble del nivel de aprobación registrado para las policías. Por ende existe un alto nivel de desconfianza, basada en la experiencia en la gente.
Tener control sobre los uniformados es un paso. La desaparición de las corporaciones municipales y la posterior creación de 32 instituciones encargadas del orden en las entidades federativas, como propuso en noviembre del año pasado el presidente Peña Nieto, puede ser una opción para solucionar la crisis de seguridad que como país atravesamos. Pero al mismo tiempo hay experiencias que se muestran exitosas en municipios donde los gobiernos locales y los ciudadanos participaron en la conformación de las corporaciones.
La diferencia está, más allá del tipo de organización de las policías, en el arraigo que éstas tengan con las comunidades donde radican. La rehabilitación de la corporación local fue uno de los factores determinantes, por ejemplo, para la aun inconclusa recuperación de Ciudad Juárez. A partir de ese sentido de pertenencia, incluso de orgullo, es que las autodefensas han sido, en sus inicios, exitosas en el combate al crimen allí donde surgen. Si a tal vínculo se le suman los límites de la ley para el respeto de los derechos humanos, el resultado es un cuerpo policiaco efectivo y benévolo a la vez.
