Mandela: hombre de historia, líder que inspiró a millones en el mundo

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  Mandela: hombre de historia, líder que inspiró a millones en el mundo
       
       

He atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que estoy dispuesto a morir Nelson Mandela.

Calificado como espíritu rebelde, el preso político más célebre del mundo, héroe de la lucha racista contra el Apartheid, ícono mundial de la reconciliación entre blancos y negros, apóstol del pacifismo, maestro de la humanidad, ejemplo de superioridad moral y ética, el 5 de diciembre pasado murió Nelson Mandela, a los 95 años de edad.

Aficionado al boxeo y a las mujeres, fundador en 1940 de la Liga de la Juventud del Congreso Nacional Africano (CNA), líder del movimiento de desobediencia civil contra el régimen sudafricano, que limitaba la libertad de la población negra para desplazarse por las ciudades (1952) para, posteriormente, ante la violencia de los blancos holandeses y la impotencia de la resistencia pacífica, convertirse en el fundador y estratega del brazo armado del CNA (1961) para dirigir sus actividades de sabotaje contra objetivos industriales y militares del régimen sudafricano, al amparo de la reivindicación del derecho a vivir y la violencia ética y justificada.

Hijo del jefe del clan Thembu, familia real de la etnia xhosa, Mandela fue un conocedor profundo del sufrimiento y tradiciones de su pueblo, que supo apoyar y desarrollar su estrategia de lucha a partir de la singular filosofía del humanismo africano, quien considera que el poder emana de los demás y que el individuo sólo puede mejorarse en una interacción no egoísta con su prójimo.

Desprovisto de la egolatría que provocaba el ser llamado profeta, leyenda viva o ídolo de su pueblo, Madiba se consideraba a sí mismo únicamente un líder, que no buscaba imponer su opinión ni exigía que los otros lo siguieran. Apoyado en la filosofía Ubuntu, que centra sus principios en la lealtad de las personas y las relaciones entre estas, el ex presidente sudafricano y Premio Nobel de la Paz 1993, consideraba que un buen líder es aquel que escucha, propone una síntesis y luego se esfuerza por elaborar líneas de conducta y llevar a la gente a actuar; de forma tal que “si nos toca realizar algo en este mundo, tendremos que compartir el mérito a partes iguales con los demás por su trabajo y su eficacia”.

 

Sin lugar a dudas, mucho es lo que el mundo debe reconocer a Mandela por su lucha a favor de los derechos de los negros, por su participación en la abolición del régimen del Apartheid, por su insustituible participación en el proceso de reconciliación entre blancos y negros en la Sudáfrica moderna, pero más le debemos al ser inspirador de un tipo de liderazgo democrático, consecuente hasta el final de sus días, que hace pensar en la necesidad de que muchos líderes políticos y gobernantes del mundo deben tomar en cuenta el valor de su herencia moral e histórica y rendir un real y sincero homenaje a Madiba reproduciendo el valor de su ejemplo al conducir las riendas de sus pueblos y naciones.

En tanto que a los ciudadanos de a pie, a los que hacemos posible la reproducción de nuestras sociedades cumpliendo con las tareas del día a día, bien haríamos en recuperar su palabra para promover el compromiso activo, la solidaridad y responsabilidad compartida en la lucha por resolver nuestros problemas comunes y por construir un futuro mejor, asumiendo que “si nos toca realizar algo en este mundo, tendremos que compartir el mérito a partes iguales con los demás por su trabajo y su eficacia”.

Autor: José Morquecho
Fecha: 5 de diciembre del 2013

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